Ir al contenido principal

Entradas

Simón dice: Recuerda

Cuando llegué a Caracas, desde mi pueblo original de residencia, en Septiembre de 2014, la Capital de Venezuela se encontraba recuperando de una jornada intensa de protestas que habían ocurrido a inicios de año. Para el momento en que llegué a Caracas reinaba una especie de normalidad, y posiciones encontradas sobre la justificación de las protestas. Para ese momento, algunos alimentos empezaron a escasear pero nadie imaginó lo que vendría luego.  Mi primera semana de clase en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela en Diciembre de ese año también fue un poco intensa. La universidad se preparaba para elecciones de representantes estudiantiles tanto a nivel federativo como a nivel de facultades y escuelas. Esa primera semana de clases, algunas clases se interrumpían cuando ingresaba algún candidato al salón con autorización del profesor de turno para darnos su discurso y motivar el voto a su favor. En el primer semestre de la carrera no entie
Entradas recientes

Vivimos porque resistimos: Activismo, construcción de paz y desigualdades

En Washington DC una persona me comentó que al verme no veía la crisis de la cual yo le hablaba que ocurre en mi país, Venezuela . Es cierto que soy privilegiado de muchas formas: soy capaz de comunicarme en inglés y tengo acceso a un mínimo de internet, he viajado alrededor del mundo gracias a que mi trabajo en Venezuela ha llamado la atención de personas y organizaciones que están dispuestas a apoyarme a hacer un mejor trabajo y de más impacto. Sin embargo, también es cierto que cuando no estoy viajando fuera del país estoy en un riesgo siempre latente de inseguridad alimentaria, vivo en una zona vulnerable al oeste de Caracas con serios problemas estructurales, como gran parte de las personas que vivimos en este país no tengo acceso seguro y constante a agua potable, y todas las semanas debo dejar a un lado mi trabajo para poder recolectar agua y asegurar suministros, si me enfermo (lo que espero que no ocurra, pero que me ha ocurrido más de lo que he querido el último año), no teng

Sobre la búsqueda de mis orígenes

Cuando llegué a Venezuela desde Nepal, lo hice estando bastante enfermo. Mi estadía en Nepal me había activado varios virus que desconocía hasta ese momento. Estuve en varias consultas médicas con distintas especialidades tratando de buscar un diagnóstico, y con cada uno de los médicos que visitaba se abría una nueva historia clínica, que implica en primer lugar la búsqueda de antecedentes de cualquier tipo de  patología. Todo iba bien con los antecedentes maternos, tenía toda la información que me solicitaban: antecedentes de diabetes, hipertensión, cáncer, etc. Pero cuando implicaba dar información sobre mi papá, solo se oía el silencio. A ver, conozco a mi papá, crecí con él, tengo la fortuna de tenerlo aún conmigo, tiene más de 35 años de casado con mi mamá, somos cercanos, pero él siempre ha sido un hombre sano, o al menos eso creemos todos. A mi papá no le gustan los hospitales ni nada de lo que tenga que ver con chequeos médicos, de mi papá desconozco hasta el tipo de sangre. Ad

Sobre mi búsqueda espiritual

Emprendí un viaje a Tailandia con la intención de reconectar espiritualmente con la energía universal, visitar templos, practicar mi meditación diaria y enfocarme en el momento presente. Por trabajo tuve que salir de Tailandia mucho antes de lo que esperaba y por complicaciones logísticas relacionadas a vuelos de conexión y visas no pude volver, y no pude lograr lo que esperaba.  Emprendí un viaje a Nepal y puse mi intención en aprovechar la oportunidad para reconectar con mi espiritualidad en esta tierra en la que nació el mismo Buda, y quizá uno de los territorios más espirituales del mundo, después de India. El viaje tuvo más complicaciones que el anterior. Enfermé de salmonela por contaminación en alimentos, me infecté de Covid, se activó el helicobapter, la mononucleosis y el citomegalovirus. Mi cuerpo se debilitó tanto que solo esperaba con ansias mi regreso a casa. En Nepal tampoco pude lograr lo que esperaba, pero Nepal me enfrentó con una realidad que luego me ayudaría a logra

Sobre los choques culturales en mi propio país

Al regresar a Venezuela, luego de 3 meses viajando entre África Oriental y Medio Oriente en 2022, experimenté por primera vez un choque cultural en mi propio país. Había pasado el último mes en Turquía, donde por diversas razones las bebidas alcoholicas son más caras que en mi país, pero donde las personas no necesitan de ellas para disfrutar. En Turquía las fiestas se arman a partir de cay (té), y largas conversas en espacios públicos, todos los días, casi todo el día, y con mayor afluencia en las tardes. Crecí en un país en el que la edad promedio para iniciar a consumir alcohol es 11 años, y desde entonces toda nuestra vida social la construímos con base en el alcohol. Cuando le das tanta importancia al alcohol, te olvidas de lo realmente importante que es lo que ocurre alrededor de él: encuentros sociales, compartir con amigos, familia, etc. Cuando reconoces lo que es realmente importante, puedes lograrlo a través de distintas formas. En fín, al regresar a Venezuela me

8° Mandamiento: Deben dejar de sentir compasión por los Tutsis.

En 1990, el medio de comunicación ruandés pro-genocidio llamado Kangura publicó lo que se conoció como "Los Diez Mandamientos Hutu", y dichos mandamientos fueron como ley divina para un pueblo profundamente devoto de la fe.  El desarrollo de la compasión es lo que nos caracteriza como seres humanos, y el octavo mandamiento llamaba a la cancelación de esta cualidad y emoción, lo que es igual a pedirle a seres humanos que dejen de ser humanos.  En todo conflicto, es fácil sentirse identificado con las víctimas y sentir compasión por ellas. ¿Saben que es lo difícil? Identificarse con los perpetradores de los hechos y sentir compasión por ellos.  Durante los primeros días en Ruanda mi mente inconscientemente intentaba identificar a las personas en la calle de acuerdo a su pertenencia a una etnia en específico. Me sentí muy culpable y avergonzado.  Quería saber quienes eran víctimas y quienes podían haber sido potenciales victimarios.  Cuando fui al Museo "Campaña contra el G

Oscuro abril de 1994 - Ruanda

En abril de 1994 inició el proceso planificado de exterminio de la etnia Tutsi en Ruanda. En el período de tres meses 1 millón de almas fueron masacradas y desmembradas con machetes a lo largo y ancho de este país, esto equivale a la mitad de la población de Caracas. Dos tercios de la población de Ruanda fue desplazada, 2 millones de personas se refugiaron en países vecinos.  Las mujeres y los niños fueron los principales objetivos del genocidio para evitar que otra generación de esta etnia volviese a emerger.  El mundo observó desde lejos lo que ocurría y no hizo nada. Este es el hecho histórico que más verguenza genera en la comunidad internacional.  ¿Cuanto odio es necesario para que esto ocurriera? Mucho.  Este odio impulsado desde la prensa y fundamentado en divisiones coloniales y en rencores de la élite política fue el motor que movilizó el genocidio.  En Ruanda, nadie entiende bien como sucedió, muchos aún hoy no pueden creer lo sucedido. Es un proceso social traumático que aún